A Dani Parejo, le han silbado en Mestalla, aquellos que proyectaban en él su sufrimiento, cuando perdía alguna pelota comprometida. Y esta acción inconsciente de los aficionados, afectaba negativamente al jugador y también al propio abonado, pues no le permitía poner en valor el gran talento y capacidad técnica que atesora el de Coslada.
Parejo debe de haber tenido un gran coach (Marcelino, Mateu Alemany, su mujer, un coach…no lo sé), pues desde su vulnerabilidad se ha enfocado a sus valores y puntos fuertes y ha subido su actitud y su nivel hasta convertirse en el gran capitán, y ya en la temporada 17-18 acabar el 2º en el ranking de rendimiento según las estadísticas oficiales de la Liga, después de Messi. Y al final de esta temporada en el jugador español más en forma, según periodistas de la capital.
En mi humilde opinión Parejo es uno de los mejores centrocampistas de Europa, por su precisión en el pase y por su arte haciendo fluir el fútbol.
O como dijo Di Estefano: «El mejor centrocampista juvenil que he visto».
Esta es la aptitud que Dani lleva dentro de si, y le faltaba centrar su actitud para demostrar en el campo que es un astro futbolístico: Que ve luz donde los demás ven oscuridad. Que no sólo mide los tiempos del ataque, sino también los de la defensa. Que es vertical cuando hay que serlo y contemporiza cuando hay que hacerlo. Que la pasa al primer toque cuando ve el hueco, o la retiene para buscar otro. Que aporta lo que otros no pueden ni soñar.
Seguramente en este proceso de revelación a Parejo no se le haya enfocado al «no fracaso», o sea «a no perder pelotas comprometidas». Cuando nos enfocamos al «no fracaso», de forma inconsciente también lo estamos haciendo «al fracaso», y además el coste de oportunidad que pagamos es dejar en la oscuridad lo que verdaderamente tiene valor: «Ofrecer el éxito al equipo desarrollando el gran futbol que lleva dentro».
De forma acertada, seguramente se le ha enfocado a sus valores y puntos fuertes, a que indague y tome consciencia del talento que fluye en él, y de esta forma se motive para ofrecer al mundo la belleza futbolística que ha demostrado estas 2 últimas temporadas.
En estos pilares se basa el coaching. El coaching no es castrador, ni proyecta sombras ni miedos sobre el cliente; no va directamente a poner el ojo en las carencias, en los errores… eso ya se verá en el camino; el coaching cree que las personas, por naturaleza, tienen todo el potencial dentro de si mismas, y es importante dejarlas ir donde están sus valores más auténticos y preciados.
Que equivocadas estaban aquellas voces que decían que a Parejo le faltaba raza, sangre, carácter…, no se daban cuenta que sólo estaban proyectando en él sus miedos y sus sombras de forma negativa. Y no sólo me refiero a aficionados, sino también a periodistas que a final del primer tercio de la liga instaban a Marcelino con preguntas tendenciosas y condicionadas a que apartara a Parejo del mando del equipo.
¡Grande Parejo!. Desde la vulnerabilidad, desde la honestidad es desde donde emergen nuestros valores más auténticos, y abriéndote desde ahí, te has motivado para ser constante en el hacer, y tener una regularidad y rendimiento espectaculares. ¡Gran Capitán!.